No hay dudas: un autónomo percibe cuando se jubila una pensión que es sensiblemente inferior a un jubilado por cuenta ajena. Según los expertos, la media de una pensión de un trabajador asalariado es actualmente de unos 1.286 euros, en tanto que si se trata de un autónomo apenas alcanza los 770 euros. ¿Cuál es el motivo de esta clara diferencia? La clave está en la aportación realizada a la Seguridad Social ya que la cotización de cara a la jubilación de un autónomo es inferior la que realiza un asalariado a través dela empresa que le contrata. La relación entre un aporte menor y una jubilación menor es directa y sustanciosa.
Los trabajadores autónomos pueden cotizar a la Seguridad Social por la base mínima, que viene siendo la escogida mayoritariamente por este colectivo, por lo que este mínimo incide de manera directa en su pensión. La elección de esa base es voluntaria, pudiendo ir desde los 944,4 euros a los 4.070 euros mensuales. Por contra, los trabajadores por cuenta ajena no pueden decidir esa cotización, que viene en función a su sueldo.
Ante esta situación hay algunos consejos que aportar para que el resultado de tu vida laboral como autónomo no sea tan reducido. Lo primero es reflexionar sobre tu base de cotización, que acabará siendo la referencia para tu futura prestación. Para saber cuál es tu base reguladora debes dividir por 308 las bases de cotización que hayas tenido en los últimos 264 meses, es decir, 22 años. Para que ese resultado suba debes comenzar a incrementar tu base a partir de al menos los 42 años, aunque otros autónomos prefieren ahorrar y confiar en una cobertura privada contratando un seguro de jubilación privado como complemento a su futura pensión. Hablamos pues, de planes de pensiones privados o de pensar en hacer inversiones que brinden una rentabilidad en sus años de jubilación.
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